¿Existe la vida después de Kiss?. Después de los conciertos ofrecidos en el Madison Square Garden en diciembre del año pasado que marcaron el adiós definitivo de los escenarios del archiconocido cuarteto y, si nos remitimos únicamente a los miembros originales del grupo, las respuestas al interrogante son dispares.
Por un lado y desde hace mucho tiempo, el baterista Peter Criss decidió tirar la toalla y apartarse casi por completo del ambiente musical, salvo por alguna que otra esporádica aparición. El carismático frontman, Paul Stanley, tampoco ha dado señales de recuperar o poner en movimiento un proyecto que tenga alguna vinculación con la música. Ace Frehley por su parte, ha sabido un poco a trompicones, mantener activa su carrera en solitario, tanto en directo como con la edición de trabajos discográficos de estudio. Y finalmente llegamos a GENE SIMMONS, quien en poco tiempo, sin pérdidas de tiempo y sin demasiados problemas, rápidamente ensambló una banda y comenzó a recorrer el mundo haciendo lo que seguramente mejor sabe hacer que es tocar en vivo delante de un público que lo idolatra.
De esta manera, ha conseguido dos objetivos muy claros: el primero, seguir alimentado su voluntariamente reconocido gigantesco ego y segundo, ofrecer a los siempre enfervorizados seguidores de Kiss ese potencial último paladeo de la música de Kiss desplegada por uno de sus míticos integrantes fundadores. Con una gira que lo ha llevado a presentarse en diferentes festivales (Wacken incluido) y en recintos de diferentes capacidades tanto en América como en Europa, Simmons y su gente han logrado acapara la atención de no pocos fanáticos que apoyan al músico de manera incondicional. Ahora bien. ¿Cuáles son los resultados de esta nueva experiencia en solitario del célebre bajista?. De acuerdo a lo demostrado en Madrid, trataremos de resumirlos a continuación.

GENE SIMMONS BAND + OBÚS
• Madrid (La Riviera) 14.08.2024
Rock´n Rock

Cuando GENE SIMMONS y grupo tomaron el escenario, los primeros acordes de «Deuce» auguraban una velada inolvidable que luego, casi de repente, comenzó a desvirtuarse según transcurría. Ante una audiencia entregada, con una sobria iluminación más un sonido formidable, potente y muy ajustado, los guitarristas Brent Woods y Jason Walker cumplían con sus funciones ajustadamente, sin sorpresas, sin virtuosismos ni sobresaltos. El inmenso Brian Tichy tras la batería era el sustento rítmico necesario y apropiado sobre el que Gene Simmons, cantando decididamente bien y ejecutando su bajo de manera precisa, consiguiera sacudir a todos los presentes con una versión aplastante de «War Machine«. Muy suelto, sin presión, sin complejos, pareciendo casi liberado y notoriamente divirtiéndose en escena, el otrora demonio más famoso del Rock demostraba la validez de su actual propuesta.

Y ahora un pequeño inciso para entender cabalmente los cambios producidos durante el transcurso del show. Si hay algo que la tecnología actual nos proporciona es la inmediatez audiovisual de los eventos que ocurren alrededor del planeta. Quizás por ello y habiendo observado conciertos previos ofrecidos por la GSB, muchos padres observaron que el bueno del «Tio Gene» hacía subir al escenario a niñ@s para que lo acompañaran en alguna que otra canción. De esta manera, desde muy temprano, familias al completo estaban en la fila para entrar al recinto y así conseguir las ubicaciones más próximas al escenario. Muchos niños y niñas, en sus rostros con y sin el famoso maquillaje de Simmons, eran los justos poseedores de las posiciones más cercanas al músico. Y fue justamente en el tercer tema cuando la continuidad musical y hasta conceptual del show comenzaron a resquebrajarse. Simmons inició la selección de algunos chiquillos/as y alguna que otra señorita para que lo acompañarlo en escena. Ello provocó que el tiempo de elección, la incorporación de los niños y chicas sobre el escenario, las charlas previas, las consabidas bromas, acomodar los micrófonos, etc. se hiciera un periodo eterno. Pero bueno… el detalle pareció ameno y hasta simpático.

«Are You Ready» sonó demoledor, pero después y para interpretar «I Love It Loud«, la ceremonia de selección de nuevos «afortunados/as» se repitió por segunda vez, pareciendo esto algo innecesario. Las acciones de los padres gesticulando y gritando desesperadamente para que sus pequeños fueran los elegidos eran considerables. Una potentísima versión del imperecedero clásico de Motorhead, «Ace of Spades» fue magistralmente interpretado con Tichy haciéndose cargo de las voces, y esto pareció encarrilar las cosas, pero no… para «Shout It Out Loud» el ritual de «los elegidos» volvió a repetirse y para este punto, muchos pensamos que el concierto había lamentablemente perdido su verdadera esencia.

Las explosivas versiones de «Charisma» (solicitada por muchos de los presentes), «Cold Gin», «Parasite», «Calling Dr. Love» y una improvisada «Shock Me» (también con Tichy en la voz principal) fueron solo un mágico intervalo de lo que pudo ser y no fue. Para el cierre, estaba claro que «Rock and Roll All Nite» sería la composición seleccionada pero, aunque parezca mentira, Gene nuevamente decidió optar por tres nuevas «coristas» que poco tenían de niñas y así deslucir en parte un digno epílogo que hubiera coronado una actuación más que aceptable del cuarteto. Instrumental e interpretativamente, la Gene Simmons Band es una verdadera aplanadora consiguiendo rescatar con creces el valioso aporte musical que cualquier fanático de Kiss espera escuchar si alguno de los componentes originales del grupo lo está interpretando. Ahora bien, esa dualidad en la percepción del show en sí que navega entre la propuesta casi familiar y las bromas sexistas, la banal grosería y un obligado respeto, la simulada rebeldía y la forzada contención, esa extraña conjugación entre «The Demon» y el «Amigo de los Niños«, no parecen enlazarse de manera adecuada en un mismo escenario y menos en un concierto de Rock.

Está más que claro que Gene Simmons ya no tiene nada que demostrar y poco tiene que explicar ya que aún cuenta con el apoyo incondicional de una verdadera legión de seguidores a nivel mundial y una trayectoria profesional envidiable, y si nos quedamos únicamente con su desempeño musical en solitario, Simmons puede estar muy tranquilo ya que dejó claro que no necesita maquillaje, no necesita pesados trajes, ni pirotecnia, ni botas con plataformas, ni sangre artificial, tampoco volar, simplemente su presencia, su voz y su bajo, más un conjunto de memorables composiciones, logran que la magia fluya nuevamente, de manera un poco diferente, pero sigue siendo tan fascinante, atrayente y efectiva como en los mejores momentos de su dilatada carrera junto a Kiss. Y estos son calificativos que ningún futuro «avatar» podrá siquiera equiparar.

Texto: Javier Izurieta
Fotos: Juan Francisco Esteban
Force Magazine (Hard & Heavy)

GENE SIMMONS BAND + OBÚS
• Madrid (La Riviera) 14.08.2024
Rock´n Rock

Para abrir los conciertos adecuadamente, el legendario cuarteto español OBÚS dejó claro que fueron la patada inicial perfecta para iniciar el juego y sacudir a todos los presentes desde los acordes de su primera canción.

¿Qué se puede decir de Obús que no se haya dicho o escrito con anterioridad?. Realmente muy poco ya que la contundente capacidad musical y el entrega escénica del grupo son dos características más que reconocidas y, a la vez, dos de sus puntos más fuertes. El cuarteto liderado por el fenomenal cantante «Fortu» Sánchez y el eficaz guitarrista Paco Laguna pegaron de entrada con esa muy adecuada combinación de combinación de Hard Rock tradicional y Heavy Metal clásico en donde temas como «Necesito más», «Te visitará la Muerte», «Autopista», las aplastantes versiones de sus clásicos como «Que te Jodan«, «Dinero, Dinero» o «Vamos muy bien» consiguieron encender la noche de manera magistral demostrando que Obús fue, es y será uno de los más potentes buques insignia del mejor Rock pesado español.

Texto: Javier Izurieta
Fotos: Juan Francisco Esteban
Force Magazine (Hard & Heavy)

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Fotos: @Juan Francisco Esteban