Crónica DARE + FM

Sin temor a equivocarse, hay una palabra que puede describir claramente a la agrupación inglesa DARE y esta es “supervivientes”.

Darren Wharton, su líder, cantante, teclista y compositor, consiguió, después de su paso por Thin Lizzy, reunir un grupo de músicos novatos y sumándole un puñado de composiciones extraordinarias, editar un disco que hoy por hoy se ha convertido en un clásico y que forma parte de la inevitable lista de imprescindibles si el Rock Melódico está dentro de tus preferencias. Hablamos obviamente de “Out of the Silence”, que, a pesar de ser denostado por la crítica del momento, satisfizo casi únicamente a los seguidores del género, por lo que su masividad comercial se vio bastante mermada. Demasiados teclados, pocas guitarras, coros muy pegadizos y melodías entradoras eran los complementos de un disco que apareció cuando todo el entorno musical comenzaba a cambiar ya que el efecto Nirvana estaba a punto de hacerse presente para destrozar propuestas musicales que ya daban muestras de saturación, inútil reiteración y excesos.

Es cierto que con “Blood from the Stone” trataron de dar un giro de timón hacia sonidos más duros y estridentes para luego de algunos años reaparecer con una oferta musical más tranquila, ligada a un emocional pop acústico con esos toques celtas que tan bien compone Wharton. Basta con escuchar “Beneath the Shining Water”, “Calm Before the Storm” o “Arc of the Dawn”, para darnos una idea, pero estos cambios de estilo no fueron motivos suficientes como para que el público les diera la espalda. Por lo tanto, Dare continúa sus giras por Europa conscientes que, dentro de sus parámetros, aun tienen una base de fanáticos con los que compartir su propuesta.

El quinteto sabe perfectamente balancear sus temas más entrañables y directos con algunos de sus últimas y bastante más aletargadas producciones. Muy ajustados en su sonido general y con un destacado trabajo del siempre impecable e inspirado guitarrista Vinny Burns, quien fuera uno de los miembros originales de “aquel Dare”, el concierto recorrió todos los puntos altos de una carrera un tanto incomprensible pero muy real, a fin de cuentas. Nigel Clutterbuck, el cumplidor recuperado bajista (recordemos que él se sumó al grupo para participar de la segunda producción de la banda), y la sorpresa de la noche estuvo tras la batería ya que el contundente Greg Morgan, quien grabara junto a Clutterbuck “Blood from the Stone” y que luego junto a Burns participara de otra leyenda del Rock Melódico inglés como lo es Ten, también fueron de la partida.

Darren Warthon con su particular, mesurada pero melódica voz, desempeñó su función de manera irreprochable cumpliendo con los requisitos de temas obligatorios como “Abandon”, “King of Spades”, “The Raindance” o “Into the Fire” al igual que con canciones mucho más tranquilas y actuales como “Road To Eden”, “Return the Heart”, “Sea of Roses” o “Home”.

La respuesta de la audiencia a cada composición fue magnífica y ese sentimiento de genuina alegría también era percibido por los músicos sobre el escenario. Es incuestionable que todavía hay un público embelesado con el grupo quienes compran entradas para sus presentaciones e incluso llegaron a convertirlos en un referente ineludible del mejor Rock Melódico inglés, aún con un solo disco indiscutiblemente valorado en su historia. Y lo cierto es que lejos queda la decepción o un mal sabor de boca luego de asistir a un concierto de Dare, muy por el contrario, se renuevan las expectativas de verlos nuevamente y disfrutar de un momento que va más allá de la simple nostalgia.

Abriendo puntualmente la noche, acompañados por una legión de fieles seguidores que los apoyan gracias a las siempre positivas sensaciones que dejan tour tras tour por España, FM consiguió que éste nuevo concierto fuera todo lo que se esperaba del mismo e incluso más.

Presentando un verdadero arsenal de “grandes éxitos” con los que consiguieron sacudir a la audiencia desde el primer tema, Steve Overland y sus compañeros demostraron nuevamente que en directo tienen una muy firme y bien ganada reputación. Con un sonido decididamente bueno y compacto, FM encendió la noche con una colección de composiciones insuperables que para los seguidores del mejor Rock Melódico son poco menos que verdaderos himnos y, si a esto le sumamos una muy experta banda sobre el escenario, todo coincide como para que el quinteto lograra reafirmar e incrementar la calidad expuesta en cualquiera de sus anteriores visitas.

Con los veteranos Pete Jupp en la batería y Merv Goldsworthy en el bajo, conformando una formidable base rítmica, el siempre correcto teclista Jem Davis y el moderado pero eficaz guitarrista Jim Kirkpatrick, FM consiguió reproducir de manera precisa composiciones como las fascinantes e insuperables “That Girl”, “I Belong to the Night”, “Frozen Heart” o “Bad Luck”, la muy emotiva versión acústica de “Story of my Life” y la festiva “American Girls”, más algunas perlas como “Let Love be the Leader”, en su momento incomprensiblemente dejado fuera del álbum “Indiscreet” y que luego aparecería como cara B de un single. Todas ellas fueron suficientes para hipnotizar a un público que les demostró real respeto y afecto.

Pero es el increíble vocalista Steve Overland quien con su icónica voz logra darle esa calidad de casi inimitables y eternas a cada una de las composiciones que la banda magníficamente interpreta. Con un tono vocal que se adapta de manera formidable a los más diversos estilos musicales, el vocalista aún mantienen esas calidades que lo convirtieron en un referente ineludible tras el micrófono. Sin superfluos virtuosismos, ni aburridos intermedios instrumentales, FM consiguió atrapar a una audiencia que recibió exactamente lo que fue a buscar: calidad, entretenimiento y, sobre todo, confirmar que la banda aún mantiene viva esa chispa que la convirtió en una de las preferidas dentro del estilo.

En síntesis, nueva visita de FM a España que reafirmó que, en el aspecto musical, interpretativo y profesional, la agrupación sigue siendo tan sólida y ajustada como en sus mejores años. Dignamente el quinteto inglés se despidió con una ovación por parte de una audiencia que los valoró por lo su actual desempeño y no solamente apreciando un pasado tan especial como su promisorio presente.