Crónica SCORPIONS + PHIL CAMPBEL And The Bastard Sons

Pioneros indiscutibles, abriendo caminos y derribando barreras al demostrar que el buen Hard Rock no solo era patrimonio inglés o americano, esquivando hábilmente las modas pasajeras, aferrándose a un estilo único e inimitable, batallando contra los embates de un siempre feroz negocio musical, recorriendo incansablemente el mundo gira tras gira, el quinteto puede hoy estar orgulloso de su legado y de ser considerado como un clásico entre los clásicos aún en su propio tiempo, gozando además de un manifiesto respeto y admiración entre sus pares.

Como si fuera poco, cuentan con el apoyo incondicional de una verdadera legión de seguidores a los que logran enfervorizar, sin dejar de lado a todos aquellos esporádicos oyentes que solamente disfrutan de sus hits más resonantes. Vale la pena destacar un detalle por lo menos curioso que marca la sorprendente atracción que el grupo produce: no solamente los asistentes al concierto fueron aquellos un tanto más veteranos y absolutos fanáticos de la agrupación, sino que muchos jóvenes se hicieron presentes y disfrutaron como el que más del espectáculo, lo que habla de esa constante renovación y captación de nuevos públicos que Scorpions logra establecer, algo que solo contadas bandas logran conseguir en su trayectoria. Debido a ello, el concierto que Rudolf Schenker y sus muchachos presentaron en Madrid desplegó ese abanico de asistentes que agotaron las entradas y atestaron el recinto con la sola intención de pasarla más que bien. Y así fue.

Con los primeros acordes de “Coming Home” la fiesta estaba asegurada y comenzaba de inmejorable manera. Como siempre con una cuidada imagen, con sonido potente muy nítido y una muy pulcra puesta escénica, la agrupación emprendió el recorrido sin pausas ni prisas de su dilatada carrera musical. Para no perder una sana costumbre, un consistente Pawel Maciwoda en el bajo, esa “bestia” percusiva llamada Mikkey Dee tras la batería son piezas clave para que una de las mejores duplas de guitarras en el universo del Hard Rock como la que conforman Matthias Jabs y el propio Rudolf Schenker desplieguen todo su arsenal de recursos alternándose las partes rítmicas y los solos de manera impecable. Imposible dejar de lado al incombustible Klaus Maine quien aún mantiene de manera admirable muchas de las calidades vocales que lo distinguen como un cantante tan único como inconfundible.

Presentando una especie de “Greatest Hits Live”, los germanos atacaron con clásicos como “Make It Real”, “Bad Boys Running Wild”, “I’m Leaving You”, “Tease Me, Please Me”, la aplastante “The Zoo”, sus infaltables y festejadas baladas “Send Me an Angel”, “Wind of Change” y, obviamente, “Still Loving You”, consiguiendo adicionar canciones más recientes como “Gas in the Tank” o el memorable instrumental “Coast to Coast”. Se echaron en falta algunos otros himnos como “No One Like You”, “Holiday” o “Can´t Live Without You”, pero para el inevitable final no podían quedar excusadas de aparición “Big City NIghts”, “Blackout” y “Rock You Like a Hurricane” que pusieron broche de oro para una velada que deparó no pocas emociones y una directa ratificación: Scorpions no tiene rivales a la vista en lo suyo y que, además, lamentablemente se los percibe como a una especie en peligro extinción.

¿Quién tomará la posta?. Solo el tiempo lo dirá, pero atisbando críticamente en el panorama musical actual, candidatos para hacerlo no se distinguen. Más allá de estos interrogantes quedó claro que Scorpions aun sabe cómo ofrecer un espectáculo de primera calidad, desbordante de emoción y sin falsos o aburridos virtuosismos instrumentales que opaquen el que debe ser el objetivo final de todo concierto: divertir y entretener tanto a los asistentes como a los que se encuentran sobre el escenario. Y de esto último los alemanes saben de sobra cómo llevarlo a cabo, Madrid puede dar crédito de ello.

Para arrancar motores y comenzar la velada de manera inmejorable, el veterano guitarra PHIL CAMPBELL y sus BASTARD SONS subieron al escenario de manera decidida y honesta, demostrando que su rock duro, crudo y directo aún consigue enganchar y divertir de manera especial.

El ex guitarrista de los eternos Motorhead, acompañado por parte de su familia, Todd Campbell guitarra, Tyla Campbell bajo, Dane Campbell batería, mas Joel Peters a la voz desde 2021, sin falsas pretensiones, supo cómo conquistar a todos los presentes, sobre todo “tirando” de versiones de la banda que le dio notoriedad mundial. Por ello temas indelebles como “Born To Raise Hell”, “Going to Brazil” y, como no… “Ace of Spades” consiguieron encender a todos los presentes que, al finalizar su presentación, les otorgaron un justo y merecido reconocimiento.