Crítica REMEDY “Something That Your Eyes Won’t See”

Dicen que nunca es tarde si la dicha es buena. Pues bien, se nos había pasado reseñar uno de los mejores discos de Rock Melódico editados el año pasado y, principalmente debido a las clarísimas muestras de calidad que el mismo expone, nos es imposible enviarlo directamente al cajón de los recuerdos.

Remedy es una nueva agrupación formada en Estocolmo, Suecia (dónde sino), conformada básicamente por su líder y guitarrista Roland Forsman y el muy eficaz cantante y también guitarra Robert Van der Zwan, acompañados estos por músicos de comprobada validez profesional como George Harnsten Egg (Dynazty) en la batería, Andreas Passmark (Royal Hunt) al bajo, Jonas Oijvall (Tiamat) en los teclados y, si además, le sumamos el trabajo tras la consola de mezcla y masterización al incansable Erik Martensson (Eclipse) podemos decir que todos los componentes están listos para obtener un material musical de las más óptima calidad.

Si entre tus preferencias se encuentran agrupaciones tan clásicas como reverenciadas, por ejemplo, Europe, Treat, Survivor, 220 Volt, Dare, Stage Dolls o Bad Habit y además algunas de las más noveles como Brother Firetribe, Care of Night, los infaltables H.E.A.T y obviamente Eclipse, “Something That Your Eyes Won’t See”, es una adición casi obligada a tu colección. Como si fuera poco, también podemos encontrar claras trazas de los más melódicos Edguy o Sonata Arctica y hasta del más entrador Yngwie Malmsteen, lo que potencia sobremanera el sonido de un disco casi imprescindible para darse una cabal idea de lo que el Rock Melódico actual tiene para ofrecer.

Es muy difícil resaltar o destacar alguna canción ya que todas tienen un nivel altísimo, desde las baladas, los medio tiempos, los más punzantes y frontales, todas las composiciones funcionan perfectamente en su conjunto consolidando un trabajo remarcable. Impecablemente compuesto, ejecutado, arreglado, grabado y producido el debut de Remedy se desliza sin demasiados inconvenientes por aquellos recovecos musicales que reverencian desde los hoy lejanos, pero musicalmente esplendorosos años ochenta, todos los amantes de las melodías pero que no pierden ni un ápice de esa potencia tan característica que el rock melódico escandinavo lleva implícita casi por decreto.
Javier Izurieta