Sencillamente increíble, alucinante. Así se podría resumir todo lo relacionado con el último concierto de IRON MAIDEN en Madrid en la gira de su último disco “The Book Of Souls”. Desde el ambiente pre-concierto hasta las sensaciones que se respiraban en la calle tras la finalización, hablamos del que sin duda ha sido el mejor y más importante show de la banda en la última década en la capital.
Cuando se apagaron las luces y acabó la proyección de una intro en vídeo, todo el pabellón se quedó en silencio para recibir a Bruce Dickinson con la ambiental intro que dió paso que todo el grupo saliera en tromba con “If Eternity Should Fail” seguida sin pausa por “Speed Of Light” del nuevo Lp. Luego vendrían del mismo “The Red And The Black”, “Death Of Glory”, “The Book Of Souls” y entre medias de ellos y hasta el fin del show con “Wasted Years” la comunión entre banda y fans fue perfecta. Los temas nuevos calaron muy bien en la audiencia y los antiguos, “The Trooper”, “Powerslave”, “Hallowed Be Thy Name”, “Fear Of The Dark”, “Iron Maiden”, “The Number Of The Beast”… desataron locuras. Todos ellos gozando de una ejecución maestra y haciendo ver sin lugar a dudas que la enfermedad de Bruce no le ha pasado factura, artísticamente hablando, y que contínua teniendo esa gran voz y esa gran vitalidad para ir de un lado a otro del escenario durante todo el show sin parar.
El escenario estaba dispuesto con el formato clásico, con esa pasarela de un lado a otro por la que Bruce se mueve muchísimo y muy bien decorado con motivos mayas, acompañados por los ya clásicos también telones traseros cambiando casi en cada canción, así como por una roseta circular en el techo del escenario que al bajar daba un toque genial a todo el conjunto.
El sonido buenísimo, nítido, alto (no como en anteriores visitas de la banda donde parecía estar a medio gas), la iluminación espectacular y las pinceladas de montaje escénico, Bruce peleándose con un Eddie maya al que acaba arrancándole el corazón del pecho, el caldero con fuego en el primer tema, y por supuesto la aparición estelar de Eddie al final del show, esta vez encarnado en una gran cabeza maya le dieron un toque grandioso.
Si bien todos los miembros de Iron Maiden suelen estar a gran altura en cada concierto, en esta ocasión se les notaba con un plus de entrega, de energía, de estar disfrutando en el escenario. Tal vez debido a que por un tiempo no se sabía si la banda podría continuar, y al gran recibimiento del nuevo disco y cada show en la gira. Sin duda este show permanecerá en la memoria de los fans de Iron Maiden por méritos propios, y nos deja deseando volver a verles muy pronto nuevamente. Up the Irons!!!.
Texto: Luis Lanchas
Fotos: Mariano Crespo
Force Magazine (Hard & Heavy)