Crítica CRY OF DAWN “Anthropocene”

Hablar de Goran Edman y Tommy Denander es referirnos a músicos que se mueven y participan en ligas superiores. Sería imposible tratar de reseñar en este espacio las agrupaciones, proyectos y artistas para los que, tanto el vocalista como el guitarrista, compositor y productor han aportado su sello de calidad y excelencia.

Cry Of Dawn es un proyecto de estudio que tuvo su origen en el año 2016 y, en aquel momento el cantante era acompañado por otros músicos como, por ejemplo, el hoy un tanto más reconocido Michael Palace y el batería Daniel Flores.

Los años pasaron y nuevamente la gente del sello Frontiers (quienes sino) decidieron que era hora de darle una segunda oportunidad a esta confiable congregación de profesionales. Reclutando nuevamente a Edman tras el micrófono, pero esta vez sumaron a bordo al siempre predispuesto y eficaz Denander para hacerse cargo casi de todo en lo que al disco concierne. Desde las guitarras, el bajo, teclados, batería, producción… todo pasa por sus manos.

Como era de esperar “Anthropocene” es un formidable repertorio de composiciones orientadas de lleno al Rock Melódico y al AOR de gran factura. La todavía identificable y emotiva voz de Edman es el motor que moviliza este trabajo por trayectorias que, de haber participado otro vocalista de menos calidad vocal y carente de la misma sensibilidad, seguramente lo habría hecho naufragar en la intrascendencia.

Afortunadamente para todos nosotros el gran Goran, luego de cantar los más diversos estilos musicales, ha decidido retornar al AOR robustecido que Cry Of Dawn propone. Está claro que para Tommy Denander, por muchas razones, es casi imposible desprenderse de los resabios de un sonido claramente ligado a Toto y puede que “Anthropocene” tenga claros referentes en trabajos de Radioactive, Prisoner o Rainmaker, algunos de los proyectos previos del multiinstrumentista, pero, aun así, Cry Of Dawn es un muy entretenido y disfrutable disco que logra sobresalir por méritos propios.

Envuelto para regalo con un formidable manto sonoro que apunta claramente a los años ochenta, pero con una producción, técnica y desarrollo totalmente actuales es imposible permanecer impasible o indiferente cuando se escuchan la gran mayoría de las canciones que integran la placa.
Javier Izurieta