Segunda entrega del proyecto paralelo de Tuomas Holopainen y Troy Donockley de Nightwish junto a la cantante (y esposa de Tuomas) Johanna Kurkela, que se aleja totalmente ya no solo del sonido de Nightwish, sino también del metal, rock, pop, para acercarse a un sonido onírico, etéreo, atmosférico, ambiental, que sin duda o te encantará o lo aborrecerás, pero no te va a dejar indiferente.
“Those we don’t speak of” con un comienzo muy tranquilo, muy atmosférico, a modo de intro larga, da paso a la apertura del álbum con “The Valley” que sigue casi en el mismo contexto, con la inclusión de una guitarra acústica al sonido aderezado con la gaita e instrumentaciones de Troy, y una tímida batería de acompañamiento. “The duty of dust” sigue en la misma onda intimista, muy ambiental, en su parte final se anima un poco con una melodía de gaita y flauta. “Pearl diving” es un poco mas viva, al principio recuerda a Blackmore’s Night, y aunque al final tiene fuerza, no termina de enganchar. “Kiss the mountain” es casi un tema a capella, anodino. “Light and flood” comienza con una melodía de violín y orquestación y así sigue durante 7 minutos eternos. “It takes me places” retoma donde lo dejaban las anteriores, sin diferencias. “The long walk” mantiene la misma tónica, no me dice nada este tema al igual que el resto del álbum, con un crescendo al final que puede ser de lo mas logrado del disco. “Scattered to the four winds” se inicia con una preciosa melodía de violín que se va alternando con la voz y es sin duda lo más destacable en otro tema largo que se va a casi los 7 minutos también. Y llegamos al final con “Fireside bard”, que para no romper la tendencia, es muy similar al resto de composiciones, con la salvedad de incluir la voz de Troy en algunos pasajes.
Un disco para escuchar prácticamente en un estado de duermevela como música ambiental, no se me ocurre otro modo de sacar algo de disfrute a este CD, que como dije al principio no es metal, pero ese no es el problema, el problema es que es aburrido después de unos minutos de escucha. Parece música de acompañamiento de videos de paisajes.
Lo que me hace pensar es en la preocupante caída libre en la que se encuentra el muchas veces genial Tuomas Holopainen, que si bien es libre de hacer y editar la música que él quiera, también debe saber que sus seguidores son libres de darle la espalda. Cuando se editó este proyecto fue una anécdota. Con el ultimo disco de Nightwish la decepción fue importante, y ahora este segundo trabajo de Auri, ya no es casualidad, y es sin duda un producto cuyo publico objetivo se halla lejos del rock y metal.
Luis Lanchas
Discografía:
“Auri” y “II”