¿Supergrupo?. Si a este calificativo respondieran los integrantes de Sons of Apollo, seguramente negarían de lleno tal denominación y tan solo se limitarían a remitirnos al nuevo trabajo que acaban de editar y que nos ocupa en este comentario. Lo cierto es que este quinteto conformado nada más ni nada menos que por Billy Sheehan en el bajo, Jeff Scott Soto en la voz, Derek Sherinian en los teclados, Ron Thal en la guitarra, y cerrando esta selección de lujo encontramos a Mike Portnoy en la batería, hay algo que de primera impresión es innegable y esto es que las calidades profesionales, instrumentales e interpretativas esperables en el álbum están aseguradas.
Después de un aclamado trabajo debut y un directo, para esta segunda entrega, además de los atributos antes mencionados, hay otra pregunta que es inevitable: musicalmente ¿qué ofrecen de especial o diferente Sons of Apollo?. La respuesta es tan simple como quizás también la deseada: metal progresivo pero accesible, sin caer en demasiadas pomposidades innecesarias, pero con claras muestras de un refinamiento compositivo e instrumental siendo estas características algo innato en el estilo musical que estos cinco estupendos músicos han decido desarrollar.
Quizás algo más duro que se predecesor, con claras pinceladas del mejor Dream Theater y agrupaciones semejantes, pero a la vez destacan ciertos rasgos melódicos y armónicos impresos sobre todo por las estupendas vocalizaciones de Soto, el grupo logra ensamblar una propuesta atrayente que no se hace densa, aburrida o tediosa al momento de escucharla a pesar de la larga duración de algunos temas, como por ejemplo “New World Today”. Pero canciones como “Whiter to Black”, “King of Desilution” o “Resurrection Day” harán las delicias de los seguidores del estilo.
Poco se puede describir de la participación de cada uno de estos músicos sin caer en la reiteración y los elogios cómodos. Tanto Portnoy como Sheehan, Soto, Thal (quizás el menos conocido de esta suma de talentos) y Sherinian, tienen tras de sí una carrera profesional poco menos que envidiable y a la cual un proyecto como Sons of Apollo solo consigue cimentar aún más.
Intrincado, pero sin delirios, melódico pero potente y muy entretenido, “MMXX” presenta una eficaz guitarra por parte de Thal, quien en su momento formó parte de los Guns’N’Roses, una asombrosa tarea del bajo de Billy Sheehan que no deja de maravillar y el exacto y preciso Sherinian tras los teclados. Como siempre Mike Portnoy es un auténtico generador de ritmos y arreglos percusivos trepidantes. Sería injusto no valorar la particular y emotiva voz del eterno Jeff Scott Soto que logra hacer encajar todos estos elementos musicales de una manera estupenda. Dicen que en ocasiones menos es más y evaluando fríamente éste trabajo eso parece ser una realidad, por ello Sons of Apollo han decidido no complicarse en demasía dentro de un estilo musical que presenta la tentación de hacerlo y que últimamente se ha tornado en algo tedioso, por no mencionar que está sobresaturado de bandas. El quinteto da la impresión de ser algo más que un grupo de virtuosos que han decidido sacarse el gusto y hacer un disco en conjunto olvidándose de los pergaminos que han sabido ganar ya que transmite luego de un par de audiciones, una clara sensación de honestidad y estricta franqueza musical además de la calidad y excelencia esperadas. Bien vale la pena prestarle atención, a no dejarlo pasar.
Discografía:
“Psychotic Symphony”, “Live with the Plovdiv Psychotic Symphony” y “MMXX”