Hay dos formas de encarar la escucha de un disco tan interesante como el proyecto de estudio denominado Sign of the Wolf. La primera es relajarse y simplemente disfrutar sobremanera de un impecable trabajo lleno de reminiscencias y manifiestas evocaciones. Mientras que la segunda es ser un poco crítico, reconocer obvios paralelismos y bucear vanamente en claras influencias que, a fin de cuentas, son el sustento real de esta magnífica obra.
Particularmente, me quedo con la primera opción. El álbum es, posiblemente, uno de los más acertados, acabados y apropiados tributos al sonido que tan bien desarrollaron dos referentes ineludibles del Metal más clásico, melódico y tradicional. Estamos hablando de aquel añorado primer Rainbow y luego del no menos recordado Dio.
“Sign of the Wolf” es una tan precisa como perfecta combinación de discos memorables como “Rising” o “Long Live Rock’N’Roll” con aquella perfecta trilogía que el gran Ronnie James Dio nos regaló cuando comenzó su carrera en solitario: “Holy Diver”,“The Last in Line” y “Sacred Heart”. Impecablemente compuesto, grabado y producido, con un toque adicional de potencia actual, el trabaja navega por todos aquellos compendios sonoros que son elementales para reproducir una propuesta musical emotiva y a la vez complicada: riffs entradores, una base rítmica aplastante, arreglos de teclados notables, solos de guitarra punzantes, vocalizaciones extraordinarias y composiciones que apelan directamente al sonido del Heavy neoclásico de finales de los setenta y principios de los ochenta.
Claro está que para poder plasmar una obra con estas características son necesarios músicos de real valía y comprobada capacidad técnica y en ese aspecto Sign of the Wolf tampoco escatima esfuerzos. Así encontramos nombres de profesionales (algunos de ellos directamente ligados a Rainbow y a Dio) como los de Doug Aldrich o Steve Morris en las guitarras, Vinnie Appice tras la batería, Chuck Wright en el bajo, más los teclados de los inconmensurables Tony Carey y Mark Mangold, nada más ni nada menos. En el apartado vocal el siempre confiable Andrew Freeman e incluso Mark Boals haciendo coros son quienes aportan esa cuota de calidad esperable. Si bien la idea conceptual no es nueva ya que en el pasado cercano proyectos como Resurrection Kings o Last in Line (en dónde también participaron Freeman y Appice) trataron de recapturar esa magia única.
Sign of the Wolf, potencia esas ideas y las lleva a un terreno que, además de sana nostalgia y manifiesto respeto, impone real sensibilidad y admiración al momento de disfrutar de este trabajo. Si lo que buscas es originalidad, novedades o ensayos intrascendentes, ciertamente “Sign of the Wolf” no es tu disco.
Por el contrario, si deseas darte un auténtico obsequio con el más clásico Heavy Metal y Hard Rock clásico con raíces firmemente emplazadas en las enseñanzas de dos leyendas como lo son Ritchie Blackmore y el inmortal Ronnie James Dio, no lo dudes, dale una oportunidad a esta producción.
Javier Izurieta